Saturday, April 26, 2014

El príncipe que se creía Sapo….







Había una vez un príncipe precioso, lleno de virtudes y buenas costumbres. Un ángel que llenaba de luz donde estuviera, una sonrisa que alegraba a cualquiera que alcanzara su belleza, un corazón tan noble que enamoraba a todas las doncellas del reinado y además bien parecido que robaba los suspiros de doncellas y plebeyos de la comarca. Todo aquel que le conocía, se daba cuenta que no sólo era hermoso en su exterior, pero también en su interior, su bondad, humildad y carisma, y un poco modesto; eran notorios al primer encuentro. Pero este príncipe no quería reconocer ninguna de aquellas virtudes suyas con las que había sido bendecido. Una vez había perdido su corazón en una batalla, y el amor de su vida ya había partido, pensando jamás algún día poder conocer el amor otra vez. Un buen día, pasaba por la comarca la visita de otro príncipe, un príncipe esbelto, de cabeza brillante, no sólo por su falta de cabello, pero también su reconocida inteligencia, montado en un bello corcel blanco y su flamante armadura; también estaba de buen ver, y poseía muchos talentos. Se rumoraba por el reinado, que venía de familia burgués reconocida, poseía títulos de nobleza, y había ganado varias batallas; las doncellas suspiraban por el príncipe Harry cuando pasaba por las calles principales hacia el castillo principal, nunca había sido invitado y fue de casualidad que él, junto con su escolta buscaban donde pasar la noche, ya que se avecinaba una tormenta, y tendrían que buscar refugio.

Durante la visita, tanto el príncipe Harry como Andrew, disfrutaron de un festín y compartieron con sus familias la celebración de aquella nueva amistad. Si bien, no fue amor a primera vista, sus corazones sabían y reconocían el valor que tenía cada uno. Tenían mucho en común, y disfrutaban conversando de aquellos temas que no compartían, aprendiendo uno del otro. Tal fue la alegría y el buen compartir de los príncipes, que la estadía que era temporal, se fue extendiendo hasta por dos o tres meses; sin embargo, Andrew sabía que Harry debía volver a su propio reino, y seguir su vida normal, lo que hizo incrementar lo que sentía en su corazón, su miedo a perder de nuevo y seguidamente anunció la necesidad de un viaje importante para beneficio de su propio reino. Tristemente Harry no pudo despedirse, ya que Andrew había decido partir sin siquiera despedirse, ya que partía su corazón tener que decir adiós. Harry resignado, tomó su escolta, y regresó a sus tierras, con la esperanza y emoción de volver a saber de Andrew tan pronto volviera de su viaje.

Andrew no quiso hablarle a Harry, sabía en sus entrañas que le lastimaría, que no era suficiente para él, y claro estaba, los reinos de ellos no estaban destinados a estar nunca unidos, aun cuando sabían que uniendo sus fuerzas, guerreros y arcas, serían un Principado muy fuerte y no sería fácil de vencer por los enemigos. Harry buscaba la forma de enviarle mensajes a Andrew, regalos, y cuanto tuviera a su alcance para llamar su atención como una vez lo hiciera en su primera visita al Castillo Gris. La respuesta de Andrew, llegaba de vuelta al Castillo Azul, diciendo que no era digno de tales regalos y agasajos, que faltaban riquezas, y edad, que sus terrenos no eran lo suficientemente fértiles y que, Harry, merecía lo mejor. Algo más que un Sapo, a quien faltaba más que un beso para ser ese príncipe.

El Bello Durmiente
Harry tampoco sabía de verdad si era el momento indicado, pero es que no se había sentido así antes. A pesar de estos pequeños inconvenientes, Harry se sentía lleno, seguro de sí mismo, protegido, emocionado, y andaba desde aquel entonces, con una sonrisa en los labios y un brillo especial en su cara, el cual se reflejaba en el espejo, y era feliz. Harry, quería darse la oportunidad con Andrew, no le importaba si aquel reino era lo suficientemente fértil, él tenía el suyo y sabía que iba a ser suficiente para los dos, y sabía en su corazón, que Andrew no era un Sapo, que ya era Príncipe, y de quererse los dos, serían Reyes. 
 
Dani Martin - Emocional
Todavía esperamos escribir el final de la historia... recibir la inspiración para su desenlace.

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